Un viaje a través del tiempo
Desde Escocia, Londres, Japón, pasando por el mundo celta, viajo entre sonidos y sensaciones. Mi Lilith y yo, ancladas en Géminis, en sextil con Júpiter, justo al lado de mi Mercurio natal. Dios, la fuente, el agua de limón, la luz, la energía disponible... como quieras llamarlo, pero para mí, todo son dioses y diosas, padres y madres divinos que velan por nosotros. Me acogen en estas voces del folclore celta y me susurran cosas del futuro. Comparto la belleza contigo. En cuanto a los supuestos ataúdes de mi cuerpo, el tuyo, conozco tus intenciones desde hace mucho tiempo, sé que me acechan, conozco tus estrategias desde hace tanto tiempo, horribles chacales, donde prospera la ignorancia, sin lección aprendida, ni siquiera Dios, y canto solo, en mi interior, arrullado por la música del cielo, mientras espío un par de pájaros en el tejado, frente a mí, con el pecho anaranjado y plumas negras en el lomo. Una de ellas es hembra y está preñada. La fotografío, la llamo con mi débil silbido y le digo que sé por qué no vuela. Está cansada, pesada y hambrienta. Lleva algunos huevos de pájaro en el vientre y se queda, en ese extremo del tejado, donde la moldura de aluminio la protege, mientras otros vuelan y regresan a donde está ella. Sé que es hembra y está cansada. Siento su pasión presionada contra su esbelto pecho y su vientre hinchado. Puedo adivinar la gran noche que se avecina, cuando pondrá sus huevos, cerca de la chimenea y el hastial del tejado.
Debería haber sido ornitólogo en otra vida. Y en otra, aún, pájaro. Porque siento su aliento entre mi pleura y mi estructura ósea. Porque siento su ansiedad. Soy uno con ellos. Cualquier criatura que se proponga estudiarme, es como si me convirtiera en ella, una parte, un átomo de mí, se convirtiera en una criatura ajena a mí. Marte está en mi tercera casa, que es un número fantástico, el número de la comunicación. Cosas tremendas se asocian con los pájaros: música, cantos, paz, rumores; no porque les sean dados, sino porque se dice a menudo que cuando una bandada de pájaros se reúne, "maldicen" sobre la vida de los demás. Así de ignorantes somos los humanos. Los pájaros se han asociado con esta jerga peyorativa porque cuando debaten, se hacen oír, como si discutieran. Las aves debaten sobre comunidades, alimento para el colectivo, bosques talados por la humanidad o manantiales para saciar su sed, sombra que puede ser acogedora en el calor. Las aves construyen. Nidos. Un cielo mejor. Y les contaré sobre sus vidas, sobre el paraíso que será nacer como pájaro y conquistar el cielo, buscar alimento, defender a sus crías de depredadores, como todos aquellos más grandes que ellas, desde halcones hasta gaviotas y águilas, pasando por humanos y animales grandes. Incluso un gato puede ser un depredador. El más grande que conozco es humano, usa la racionalidad para dañar a sus semejantes y sufre de envidia primaria, la impulsividad iniciática del amanecer de la humanidad. Aún no hemos cruzado el umbral de la pobreza emocional, la riqueza de tristes involuciones y lecciones que se niegan a aprender. Menta, melón, besos y agua fresca. Flores y atardeceres de lunas llenas y fases gibosas. Las penas se curan trabajando en uno mismo. Nos encontraremos. Para una lección dolorosa. Mía, reconocer con gran tristeza tu pobreza de sentimientos, tuya coordinar mi vuelo.
Sí, soy un pájaro, y cuando alzo el vuelo, elevo el vuelo. Y me convierto en uno con ellos. Viajo a través del tiempo. Soy de aquí. No soy de aquí. Aquí estoy, mitad humano y mitad no. Mientras el centauro Quirón termina su marcha en Aries, dentro de poco, nadaré hasta la orilla y me meteré en la toalla para tocar otro acorde en re mayor. En cuanto a ti, ovejita desaliñada, presta atención a Saturno, el maestro rígido, en retrógrado, de la mano de Neptuno. ¿Qué se han estado haciendo el uno al otro? Que estos planetas, junto con los personales y otros transpersonales (Plutón y Urano), revisen los planes de los últimos meses. Todos regresaremos. Júpiter en mi primera casa, y siento que me "hincharé" en este vuelo supremo con el todopoderoso. Padre, dame tu paz musical.
Solo temo que el cielo se me caiga encima. O tal vez no. La corrupción y la fealdad serán fracturas expuestas de tus intenciones. Cosecharás la recompensa del César. Los pájaros son como carruajes; siempre rodarán, como los perros, siempre ladrarán. Y aquellos que fueron vistos bailando fueron considerados locos por todos los que no podían oír la música. Nietzsche. El amor es la mayor gloria de la humanidad. Sin él, somos niente. Y ahora, sí, subo el volumen, sirviéndome a mí y a mi madre un sándwich improvisado con tomate, jamón, huevo, soja, patatas fritas, kétchup, una loncha de queso y medio vaso de panaché cada uno. Saludos.
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