DE LOS 3 MIGUÉIS, BUENOS VIENTOS IBÉRICOS
Entre los dos países de la Península Ibérica, siempre ha habido, "en las trincheras" quienes hablaban de la enemistad entre ellos, Portugal y España, también siempre ha habido quienes demostraron que este hecho no correspondía a la verdad. Miguel Torga, su seudónimo (Adolfo Correia da Rocha), como llegó a ser conocido por todos nosotros, nació el 12 de agosto de 1907 en Vila Real, fue uno de los más famosos y La historia en Wikipedia nos dice que, además de médico, fue cuentista y memorialista, habiendo escrito novelas, obras de teatro y ensayos que muchos conocemos, y fue galardonado en 1989 con el renombrado premio de lengua portuguesa, el Premio Camões, cuando aún vivía. Recibió otro premio, tanto antes como después de su muerte. Cuenta la historia que el escritor falleció el 17 de enero de 1995 a los 87 años. En la escuela, me obligaron a leer los Cuentos de la Montaña, luego los Nuevos Cuentos de la Montaña y, finalmente, todavía obligatorio, los Animales. Leyendo la historia de Torga, humanista, irreverente y artista y habiendo salido de su territorio montañoso y rural para Oporto y luego para el mundo, no es difícil entender su temperamento cordial pero insumiso. En sus idas y venidas por el mundo, se inició en el camino de las letras a una edad muy temprana y a los 22 años, fecha en la que publicó su primer libro de poemas "Ansiedad", todavía asistía a la Facultad de Medicina de la Universidad de Coimbra. Perteneció al grupo literario avanzado de José Régio, publicado en otras revistas, habiendo fundado su propia revista "Sinal", el periódico "Manifiesto" y la revista "Litoral". Su humanismo bien puede ser visto, leído y analizado en sus obras que retratan su rebeldía contra el abuso de poder, la injusticia. Por manifestarse en contra del franquismo, fue detenido en 1940. En "La creación del mundo" revela todo esto, una obra que se mantuvo fértil entre 1937 y 1939, en varios volúmenes. Fue nominado varias veces al Premio Nobel de Literatura, habiendo dejado más de 50 obras escritas, de carácter humanista y rico, sobre Portugal y sobre la vida, sobre España y sobre la injusticia que le repugnaba, más que cualquier otra cosa. De su inmensa obra, sabemos: Angustia, Rampa, Abismo, El Otro Libro de Job, Lamentación, Liberación, Odas, Sibi, Cántico del Hombre, Unos Íberos, Plumas del Purgatorio, Orfeo Rebelde, Cámara Ardiente, Poemas Ibéricos, Poesía completa en varios volúmenes divididos; en el capítulo en prosa, Panes sin levadura, Creación del mundo, La tercera voz, Farrusco. El mirlo y otras historias, Los dos primeros días, El tercer día de la creación del mundo, El Cuarto Día de la Creación del Mundo, Animales, Cuentos de la Montaña, Calle, Sr. Ventura, Nuevos Cuentos de la Montaña, Cosecha, Diario (varios del I al XVI volúmenes), Portugal, Piedras talladas, El Quinto Día de la Creación del Mundo, Fuego Atrapado, El Sexto Día de la Creación del Mundo, Fábula de Fábulas; algunas obras de teatro y ensayos: Terra firme e mar, Sinfonía, O paraíso, Portugal, Traço de União. Sus obras han sido y siguen siendo leídas en todo el mundo, habiendo sido traducidas a varios idiomas: español, francés, inglés, alemán, chino, japonés, croata, rumano, noruego, sueco, holandés y búlgaro. La elección del seudónimo de Miguel Torga se debió a la admiración mostrada durante su vida por dos autores españoles, teniendo una relación privada con uno de ellos, Miguel Unamuno.
El otro autor de su elección fue Miguel Cervantes. De Cervantes (1547-1616) fue un escritor, dramaturgo y poeta español, todos conocemos la más famosa de sus obras, Don Quijote de la Mancha. La historia de Miguel Cervantes habla de algunas afinidades con el propio Miguel Torga, de su insubordinación, de su temeridad y de su imaginación. Durante varias etapas de su vida, antes y después de su encarcelamiento, Cervantes produjo varias obras literarias, entre poesía, novelas y obras de teatro, a saber: Don Quijote (1605), La fuerza de la sangre, El amante liberal, La Galateia, Los tratos de Argel, La Mumancia y Ocho comedias y ocho entremezes. Sobre Miguel Unamuno, aún más controvertido, con quien Torga vivió e intercambió correspondencia, tantas otras afinidades los unieron, además de escribir. Fue diputado en época franquista, donde se dice que interrumpió los elogios a este mismo personaje político, por razones de restauración de la justicia. Fue ensayista, novelista, dramaturgo, poeta y filósofo. El trágico sentimiento de la vida, obra existencialista cristiana, le llevó a ser excomulgado por el Santo Oficio: fue rector de la Universidad de Salamanca durante 3 veces consecutivas, habiendo terminado su vida en cautiverio político, gracias a su sed de justicia y verticalidad. Las obras de este pensador son: La agonía del cristianismo, Abel Sanches: una historia de pasión, El trágico sentimiento de la vida, Epistolario ibérico, Epistolario portugués de Unamuno, Por las tierras de Portugal y España, São Manuel Bueno, Mártir, un hombre. En la adicción a la poesía, encontré el intercambio parcial de correspondencia entre nuestro Torga y Unamuno que puede mostrar la cordialidad y complicidad entre los dos autores. Salamanca, 8 de octubre de 1908 (28 de septiembre de 1910) La carta está dirigida a Manuel Laranjeira, traducida por José Bento. Y todavía se puede leer, en tono de desahogo o confesión: Volví de nuevo a un poema que empecé hace tres años en Oporto y que llamo Portugal. Esta tierra tuya me atrae y me atrae sobre todo por sus desgracias y postraciones. "El poema: Portugal; PORTUGAL Desde el Atlántico, el mar en la playa de arena, una matrona descalza y desaliñada se sienta al pie de una montaña coronada por un triste bosque de pinos. Sobre sus rodillas descansan sus codos y sobre sus manos su rostro ansioso, y los ojos de una leona suspicaz miran la puesta de sol; El mar da el tono trágico, de los hechos sonoros y ruidosos. Habla de vastas tierras y de desgracias mientras ella, con los pies bañados en estas espumas, sueña con el imperio fatal que ha desaparecido en los mares oscuros, y mira cómo entre las nieblas ominosas se levanta D. Sebastião, rey del misterio. La respuesta a este poema de Unamuno, de Miguel Torga, donde venera a Cervantes a través del Quijote, fue publicada en Poemas ibéricos en su 1ª edición de 1965: Unamuno D. Miguel... Hizo palomas blancas de papel. ¿Quién voló desde Iberia hasta el fin del mundo? ¡Unamuno Tercero! (Cid fue el primero, Don Quijote el segundo.) Amante de otra Dulcinea, ilusoria, también (Patria, madre, Idea y novia), ¡Fue su defensor cuando nadie defendió su honor amenazado! Llamado por la llamada del espejismo, abandonó el Escorial donde vivía, y ascendió, ascendió, para solicitar en la carne del paisaje el alma que, celosamente, protegía. Luego, en respuesta, regresó a la celda de nuestra casa de Felipe II, construida con granito de la fe peninsular. Y le habló a Dios en español.
Habló de la patética agonía de un espíritu católico y romano, dentro de un cuerpo caliente por la herejía. Hasta que el amanecer lo despertó de la noche sepulcral. Y allí volvió a ir el caballero andante Desafío a todo torvo gigante que impedía pasar el delirio. ¡Unamuno Tercero! Murió loco. Su amor, siendo demasiado, no fue suficiente para desgarrar el vientre de la Doncella. D. Miguel... hizo palomas blancas de papel, y guardó la más pura en su solapa. Las dos iluminaciones están presentes en el post sobre esta correspondencia, aquí: Adicción a la poesía
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