Ese era el río, tú eres el mar
De la mecánica de la fe en la construcción de los afectos, esos edificios donde nos anclamos o nos desprendemos, dejados al abismo.
Escribo, señalo, subrayo y borro y así sucesivamente con todo lo que me permite expresarme. Corrijo, rasco, vuelvo a señalar, son borraduras que a simple vista entendemos. Lo que nos sucede, sin esta visibilidad, es también lo que somos y lo que decidimos a partir de ahora, crear. Y si crear es la posibilidad, no basta con dejar atrás lo que nos ha dañado.
Transmutar la energía que ya no nos sirve, pero que nos ha ayudado a llegar hasta aquí. Transformar. ¡Cambio! ¡Rascar! ¡Lágrima! reemplazar y tantas otras palabras de tiempo, velocidad y sonido. La vida, esa caja negra que llevamos en el pecho, en el alma, con todos los registros de lo que hacemos. Motivación, porque lo hacemos. Y de lo que pretendemos vivir.
Y la montaña que teníamos frente a nosotros ya no es una montaña, sino un manantial recreativo, una estética cálida, un lugar que nos recuerda que alguna vez fuimos la piedra en bruto, la roca secular, esto es lo que la vida traduce en nosotros: una erosión aquí y allá y la creación y el creador y, La asociación entre lo que somos y lo que fuimos es la distancia desde el espejo retrovisor en la curva cerrada, son la montaña que dio a luz a un ratón y que dio a luz a una montaña.
Este recuerdo de lo que fuimos no se satisface en el aquí y ahora, sino que ha imbuido en su cordón umbilical, en su ADN, otra certeza, una fe que no se encuentra en los libros:
- Conozco el camino y el camino tiene piedras y el camino es hermoso.
Y cuando descubrimos que la ignición está ligada al corazón y damos el salto de fe, el coraje va con nosotros, es lo que estructura, lo que fertiliza la fertilidad y lo que alimenta la brújula, lo que adelgaza los eslabones. La conciencia se amplía, la pregunta quiere ser respondida. El camino no es el destino. El destino somos nosotros. Y encender en nosotros, más que las posibilidades, el enfoque en lo divino. Y bailando a través de las múltiples opciones, sin sentirse obligados a vivir esto o aquello, pero conscientes de que las elecciones deben tomarse en su propio tiempo. No te excuses de ver, de sentir, de vivir. ¡Eso es lo que vinimos a hacer! Vivir. Esa caja negra, solo al final, te dirá si estabas listo. La vida hace la pregunta y depende de ti y solo de ti responder, estar presente e incluso el salto de fe ya está impreso en la caja negra.
- ¡Conoces el camino y el camino tiene piedras y el camino es hermoso!
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