Máximo Ballester & Gotan Project
Santa Maria Del Buen Ayre
Día caluroso. 100 kilos de humedad
en el aire. Arrastro los pies,
los sueños; renuevo la fe y
la tristeza a plazo fijo (no pretendo ganancias).
Es uno de esos días
para echarse talco en ciertas partes.
Omito la palabra “pegajoso” y me dispongo a
resbalar a lo largo de la jornada.
Una mujer de ropas ceñidas al cuerpo
pasa a mi lado y se aleja con pasos firmes:
me guiña una nalga. Qué simpática. La felicidad
está hecha de pequeñas cosas. Y pienso que una
cerveza helada no me vendría nada mal.
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