Eneia Veredas
El hijo de tus ojos
Cuando te miro,
durmiendo
Temo por ti,
porque la vida pasa,
Besa y explora
sin que te des cuenta.
Ese cansancio inusual
De los grandes viajes
Un hombre de acero
Abierto al paisaje
Cuando te agrando,
Te reduzco, te distorsiono
En un intento de despertarte
Lo veo todo el tiempo
el mismo abandono...
Y el miedo
crece en el alma
que tú,
En esta calma serena,
Mientras sueñas
Envuelto en el tiempo,
me olvídaste
Amplifica mis penas.
El miedo de que
no puedo encajar
En tus sueños ahora
Que mientras
mi corazón llora
Estarás sonriendo
y no duele.
Sobre el abandono
En el sueño,
De los Hombres de Acero
Que se convirtieron en niños
en cada paso del camino.
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