Oración de Fe por la Humanidad

 



Papá, 

Para agradecerte por la anticipación, en esta anticipación de fe en la que me baño y en la que ves bañados mis ojos, la sal de la vida, la fe que has depositado en mí de esa manera amorosa que siempre has tenido conmigo. Agradecerte no porque él no sienta lo mismo, no siente amor por mí, sino porque yo lo amo a él y ese sentimiento que tú me plantaste, que me rescató y me hizo crecer es lo más sublime que se puede sentir. Y te lo agradezco. Papá, te digo que no te di todas las gracias, pero te las doy ahora, soy imperfecta, mal acabada, vulnerable y fuerte, esta dualidad que me hiciste, así que te agradezco por lo que hiciste. 

 Y lo que me dejaste para que lo hiciera. Agradecido por todo lo que viene, agradecido por tu inmensa paciencia conmigo, agradecido por el perdón y por mi capacidad de sentirlo hacia los demás. Padre mío, te amo incondicionalmente. Debo agradecerle incluso por las dificultades que ha tenido para que pudiera darme cuenta de salir de mi potencial y ver el potencial de los demás y ofrecer mi presencia de mí mismo. Padre, me enseñaste magistralmente, mal estudiante, a aprender no, a saber usarlo ahora. Perdona mis iniquidades, pero sobre todo perdónalas a los que me han ofendido, conscientes de lo que hacían, porque esta conciencia, Padre, los hace humanos, pero les quita la miseria de sus actos y reconoce su debilidad por ser tan imperfectos. Todos somos uno, pero no todos despertamos en esa conciencia. Me hiciste sentir que mientras haya uno de nosotros abandonado, enfermo, marginado, triste, sufriendo, todos seremos más pequeños, todos nos sentiremos menos y ¿no es esa tu maestría? Gotas de lluvia en una tormenta sepulcral, todas caídas, en diferentes partes, todas separadas de lo mismo, de ti.

Este océano infinito, esta generosidad paradisíaca. Te doy gracias por las gracias que he recibido y por las gracias que seguiré recibiendo, del Padre generoso y siempre presente. ¿No es de tu inmensa y colosal bondad que nos llega este amor por el otro? Que yo sea más y mejor para ti, para ti y en ti. Me conmueve este sentimiento, como un árbol de magnolias que has sembrado dentro de mí, me conmueve todo lo que viene de ti, soy un alma enamorada de lo mucho que eres y del perdón constante, la abundancia y el libre albedrío de ti. Padre, ¿puede la humanidad ser mejor? Ayúdame Padre, mientras te doy gracias, a quitarme las impurezas, pero dame más capacidad para difundir el bien con el que me has hecho. Papá, si tienes que llevarme mañana, asegúrate de que lo que deje de mí sirva para difundir amor. Que nunca se pierda en una tierra tan carente de conciencia. Papá, todas mis oraciones me parecen indisciplinadas, como cuadros inacabados, como vuelos juveniles y descuidados, inmaduros e incoherentes, fortalecen mis alas para que nunca tema caer.  Fe en las oscilaciones y aproximaciones al suelo. Soy devoto de ti, me siento embelesado y mientras mis semejantes están perdidos en el miedo, lléname de la capacidad de esparcir tu antídoto y, para todos, transmuta ese miedo en el amor que viene de ti. Tu amor vencerá y transformará el terreno estéril. Que los granos de amor y perdón incondicional que en las ofrendas se multipliquen y resuenen en la Eternidad. Padre, perdona las iniquidades y prepáranos para la fe incondicional en ti en nuestra salvación a través del perdón de tus hijos. Así es, así será.



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