Alma Novaes & Art Garfunkel

 



Ensayo de tu nombre traducido a mil


Vi la luz en el acto de nacer
que me he convertido en una piedra, 
en un palo, en una montaña,
Yo, que fui el fruto de tu boca,
Desgarrando la virginidad del paladar
Yo que era tu ropa 
y tu zapato, el adorno de la
Tu ciencia, el caldo de la necesidad
cubriendo tu frío de los acantilados 
desde el valle de la muerte, 
tu consorte es una borda,
que hubo un tiempo, que, 
ahora cruel, 
una vez hermosa y esquiva
en la que me ennoblecí 
Aliento a tu lado
Y yo era la más querida de las mujeres
que después de eso, 
En la era de perderte 
Ennegrecí mis suturas
Desde que nací, me dejé morir,
He roto la extensión de las alturas,
cuando tu distancia se ha impuesto,
y supo desgarrarme por dentro,
Se hizo largo y frío, bala,
bomba, hecatombe, herida espantosa,
Que nunca renuncié, nunca me doblegué
Ni siquiera me arrepentí de tu figura, 
Me veo en el estallido de agotarme, 
En busca de tu regazo
Yo que soy de lejos y de cerca
Yo, que he venido a ti por decreto divino
Hoy ensayo mis pasos
Y solo mi dolor de no tenerte
traduce el color, esta pared 
que no me deja alcanzarte, 
Tú, la fruta madura
el color de lo que alimento, amado ataúd
del halo divino
de la paz que viene después de la guerra 
que a su debido tiempo
será sellado,
me cubrirá de tierra
En el color de tu nombre que es de vida
que es de dolor, de sufrimiento, 
de ungüento y duro, perdura,
En esta espera, 
de desesperanza, de ruptura
El muelle de mis ojos
en tus desigualdades,
Yo fui el que nació y murió mil veces
Al pronunciar tu nombre
No sabía cómo salir corriendo 
cuánto me echas de menos,
En el anhelo permitido 
A cada dios
Yo soy el que me ensaya a mí mismo 
Para salir de esta casa
que no es mía y que, 
Por fin, lo entiendo
que el amor es lo que nos hace vivir, 
Y por él he muerto
Tantas vidas, tantas veces
consumiéndose contra la guarida
de tu fantasma,
En ausencia de tus brazos
Quería ver 
Tu corona de rey
en cada mendigo 
Que me pasó de largo
Ya no sé quién soy
Sigo perdido, centinela
mendigo, alma vestida
de la luz que te vio partir,
Me paro en la ventana,
Ensayando, 
a imagen y semejanza de la retina
El principio de efecto
desinversión
de lo que fueron 
la muerte y el renacimiento
Y ahora, en ese callejón, 
rizos de cortina
El perro pasa, el viento tose
Y nada o casi nada te detiene
excepto mi boca 
que redondea hacia arriba
para soltar la memoria, 
la marca de tu presencia, la figura
Cónico de tu nombre en mi boca
Que eres mi hogar, que eres
Mi ventana, mi virtud
mis parientes, y en esta nada
Cuando me convertí en ti
Por fin me deshago de la capa
De la tristeza 
que va más allá del castigo
y me postró como rehén de este amor,
de este tamaño, 
de este barco, de este puerto, 
Nombre, Causa Majeure, Faustino
Solto la borda, levanto el ancla
Que no soy de aquí, soy del amor
No veo el mundo, no quiero nada
Ese no es tu nombre gastado
a través de la saliva de mi boca
para que sirva de hogar. 
Faustino, llevo tu nombre
Experimenta con la fonética
En el sonido del experimento del amor,
Ahora, tierra, mar embravecido,
Destino, estrella y alegría
Tú, creciendo, lentamente,
 en el firmamento.




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