Joaquín Sabina
UN ÚLTIMO VALS
Cuando no salga mi jeta en los diarios
ni los novios bailen ya “Noches de Boda”,
cuando sólo esté de moda si me caigo otra vez del escenario.
Cuando el otoño esté más loco que una cabra,
cuando cenes en el bar del hospital,
cuando ensayen los colegas las palabras que dirán el día de mi funeral.
Cuando no sepa la orquesta la canción que te escribí,
cuando las casas de apuestas no den un euro por mí,
cuando cierren las cantinas y el laurel de mi corona sea de espinas…
Aún voy a guardar un último vals para ti.
Tú que corriste a rescatarme de las llamas,
tú que pusiste paz en mi ciudad sin ley,
tú que aprendiste en mis electrocardiogramas
que hace tiempo que no sigo siendo el rey.
Yo, que soy cinturón negro en pesimismo,
que me fundo en cuatro copas el jornal,
que prefiero ser cualquiera a ser yo mismo,
que prefiero ser Don Nadie a ser Don Juan.
Cuando la luna se esconda para no verme sufrir,
cuando en mis noches de ronda ni Leiva me pida un bis
y guarde luto la nieve, y no salgan las estrellas cuando deben.
Cuando ciertas mañanitas no me pueda ni vestir,
deshojando margaritas que nunca dicen que sí,
cuando agonicen las flores y los pájaros padezcan mal de amores…
No olvides guardar un último vals para mí.
Cuando enmudezcan por decreto los cantantes
y los amantes hagan huelga general
y los mejores estudiantes se doctoren con honores
en el arte de ignorar.
Cuando no sepa la orquesta la canción que te escribí,
cuando las casas de apuestas no den un euro por mí,
cuando cierren las cantinas y se baile reguetón en la oficina…
Aún voy a guardar un último vals para ti.
No olvides guardar un último vals para mí.
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