¿Y cómo te atreves a ser domingo?
Escuchando a Chet Baker. Dejándote Sade Adu.
Me pregunto dónde estás, si sientes el viento en tu cuello, de qué color son tus sueños, si aún mantienes las manos en los bolsillos, si alguna vez renunciaste a esos otros momentos que te hicieron volar, si sigues siendo tú, entero, o si la vida te muerde, si aún te acuerdas de mí o, qué recuerdas, ¿Has preferido olvidar, si aún compones música y letras y si, en el púlpito de un sueño, te atreviste a levantar el vuelo o, como yo, te dejaste caer, te rendirte, si aún sabes escucharte a ti mismo o si te disminuyes para encajar en la imagen de alguien, si aún vibras con la alegría de los niños o si, por el contrario, te has preparado una prueba donde desentrañar dolores e ilusiones? ¿Qué haces con tu vida, con los amores, las pasiones, los sabores y olores que vas acumulando a lo largo de la vida? ¿Qué centro de reciclaje tenemos que inventar para dejar partes de nosotros, o cuáles seguimos arrastrando de un lado a otro?
Todo me lleva a ti, todo lo que antes me impedía volver a visitarte, me impide posponerte, por la falta de coraje, por la audacia que era mía, para luchar por lo que quería, y por la niebla que nublaba mi vista, que pesaba sobre mi cuerpo, de Plutón rasgando otros caminos, de Marte pidiéndome que vaya a buscarte, que te resucite, que pueda ser un barco en tu océano, te he sacado de la niebla, y te he dado el lugar que te pertenecía, huir no resuelve, solo pospone, y has venido del fin del mundo para enmarcar los segundos de esta vida, de donde previamente has desertado. Y si mi padre murió a los treinta, pura y pura su muerte, ¿quién tuvo mejor suerte que la mía, que a los veintinueve morí y todavía estoy aquí, para ser enterrado? ¿No me confías las madejas de tus sueños, los matices de tus deseos, a qué tuviste que renunciar, por dónde fluyeron los míos, de qué color son hoy tus ojos, cuando estás triste o cuando vas a ver el mar, si aún tienes esperanzas o si se han marchitado, si te entretiene la añoranza de las tuyas o si no prefieres pensar en ellas?
Quería verte, solo verte de verdad, no en una fotografía vieja y gastada, oh quería mucho más que eso, pero sigo engañándome, arrastrándome, rogando, que lo quiero todo, despertar y dormirme en tus brazos, y porque soñar es necesario, despierto entre las vergüenzas que son mis brazos sin los tuyos, volviendo al mar de sargazo y al aroma del aire marino entre las rocas, donde un día vendrás a rescatarme, un día, un día, en ese día ni una hoja se romperá de la tierra, ningún golpe humano interrumpirá el cielo de bendición que será abrazarte. Me guardo para ese día. Me sumerjo en ese siglo, guardo la resistencia, el ánima llena de música. El Cielo ciertamente se unirá a la tierra, en un abrazo urgente de mucho tiempo. Era hora de que Dios escuchara mis plegarias, mendiga de tu pasado cariño, mendiga, sin era ni filo, sino una reina, cuando estás en mí, cuando me abrazas y me susurras que soy tuya, que siempre lo he sido, que todo era un intervalo, el tiempo que pasaba rápido, el latido de la vida, una grieta tras otra, Mi oración, mi rosario de lágrimas llegando a la cala de besos que me debes.
Estás en mí mucho más que solo estar conmigo. ¡Y la vida que es este breve travesía, este tren lleno de vagones, me recuerda las paradas, los cruces, las líneas cambiadas, el abandono de mí y los anhelos que nacieron cuando te esperé y no llegaste! Ya no te espero, ahora solo voy a por ti, mi paciencia derretida no puede con los intersticios y las pausas temporales. Te quiero entero, no solo quiero las señales de tu paso en mí, te quiero para ayer, te quiero. Periodo.
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